El Papa Francisco ha enviado su mensaje para la Cuaresma de este año, donde alienta a los cristianos a recorrer en este tiempo un camino de conversión, basado en tres puntos claves: fe, esperanza y caridad. “Renovemos nuestra fe, saciando nuestra sed con el “agua viva” de la esperanza y recibiendo con el corazón abierto el amor de Dios que nos convierte en hermanos y hermanas en Cristo” ha expresado el Santo Padre.
En la noche de Pascua “renovaremos las promesas de nuestro Bautismo”, nos recuerda. Sin embargo, el camino de la Cuaresma ya está bajo la luz de la Resurrección. “El ayuno, la oración y la limosna, tal como los presenta Jesús en su predicación (cf. Mt 6,1-18), son las condiciones y la expresión de nuestra conversión”
“La vía de la pobreza y de la privación (el ayuno), la mirada y los gestos de amor hacia el hombre herido (la limosna) y el diálogo filial con el Padre (la oración) nos permiten encarnar una fe sincera, una esperanza viva y una caridad operante”.
La fe nos llama a acoger la Verdad y a ser testigos
Subraya el Papa que en la Cuaresma debemos dejarnos alcanzar por la Palabra de Dios, que la Iglesia transmite de generación en generación. Una Verdad que “no está destinada a pocas mentes elegidas, superiores o ilustres, sino que es un mensaje que recibimos y podemos comprender gracias a la inteligencia del corazón, abierto a la grandeza de Dios que nos ama antes de que nosotros mismos seamos conscientes de ello”.
“La Cuaresma es un tiempo para creer, es decir, para recibir a Dios en nuestra vida y permitirle “poner su morada” en nosotros”.
La esperanza como “agua viva” de nuestro camino
El Santo Padre hace hincapié en que hablar de esperanza en estos tiempos “podría parecer una provocación”, pero la Cuaresma está hecha para esperar y volver a dirigir la mirada a la paciencia de Dios. “Es esperanza en la reconciliación; al recibir el perdón, “también nosotros nos convertimos en difusores del perdón”. Lo que nos va a permitir vivir una Pascua de fraternidad. A veces, para dar esperanza “es suficiente con ser una persona amable”, señala Francisco.
“Vivir una Cuaresma con esperanza significa sentir que, en Jesucristo, somos testigos del tiempo nuevo, en el que Dios “hace nuevas todas las cosas” (cf. Ap 21,1-6). Significa recibir la esperanza de Cristo que entrega su vida en la cruz y que Dios resucita al tercer día, “dispuestos siempre para dar explicación a todo el que nos pida una razón de nuestra esperanza” (cf. 1 P 3,15)”.
La caridad es la expresión más alta de nuestra fe
La caridad es un don que da sentido a nuestra vida, “es el impulso del corazón que nos hace salir de nosotros mismos y que suscita el vínculo de la cooperación y de la comunión” destaca el Papa en su mensaje. Lo poco que tenemos, si lo compartimos con amor, no se acaba nunca, sino que se transforma en una reserva de vida y de felicidad.
Vivir una Cuaresma de caridad quiere decir cuidar a quienes se encuentran en condiciones de sufrimiento, abandono o angustia a causa de la pandemia. En un contexto tan incierto sobre el futuro, el Santo Padre nos recuerda la palabra que Dios dirige a su Siervo: «No temas, que te he redimido» (Is 43,1), y nos pide que ofrezcamos con nuestra caridad una palabra de confianza, “para que el otro sienta que Dios lo ama como a un hijo”.
“Cada etapa de la vida es un tiempo para creer, esperar y amar. Este llamado a vivir la Cuaresma como camino de conversión y oración, y para compartir nuestros bienes, nos ayuda a reconsiderar, en nuestra memoria comunitaria y personal, la fe que viene de Cristo vivo, la esperanza animada por el soplo del Espíritu y el amor, cuya fuente inagotable es el corazón misericordioso del Padre”.